lunes, 9 de noviembre de 2009

Vida Cotidiana


Entre 1854 y 1868, y en especial durante los años del Imperio de Maximiliano,estaban de moda las crinolinas, estructuras capaces de soportar una falda hasta de tres metros de diámetro y de casi treinta metros de tela.
Durante el día, especialmente para asistir a misa, las damas portaban mantillas a la usanza española y velos de seda, las más jóvenes, o cubiertas con un pañolón de seda. ”.
Para la elaboración de los vestidos, no existía aún una industria textil suficientemente extendida y variada en sus producciones en nuestro país, de ahí que la mayoría de las telas fueran importadas y los vestidos se elaboraran copiando los modelos europeos, sobre todo parisinos, por modistas o costureras nativas. Existían tiendas cuyos propietarios franceses vendían los modelos casi cuatro veces más caros que en París, por los derechos de aduana sumados a las ganancias.
Las mujeres del pueblo dedicadas al trabajo –vendedoras de hortalizas, de flores, de frutas, de aguas, de tortillas, de comida, y en sus labores, la molendera, la planchadora, la lavandera, la tamalera, la buñolera y muchas más, vestían huipiles y enaguas de telas de lana o de algodón de colores. Sus adornos estaban formados por “gargantillas y relicarios, aretes y anillos de plata y oro” y sus arracadas de oro.Como prenda indispensable estaba el rebozo, hecho de seda o de algodón, cuyo valor dependía de su largo, de la forma de las puntas.Destaca la presencia de la tradicional China vestida con una enagua interior con encajes bordados de lana en las orillas, que llaman puntas enchiladas.


La vestimenta masculina, a diferencia de la femenina, se conservaba más dentro de la comodidad. Los campesinos y pastores indígenas vestían la inconfundible camisa y calzón blanco de manta.
En cuanto a los rancheros, su vestimenta se componía de unas calzoneras de gamuza de venado, adornadas a los lados de botones de plata ,un sombrero adornado con toquilla se plata, alas grandes y a los lados de la copa “unas chapetas de plata en forma de águila u oro capricho”. Cubría su cuerpo con la manga de Acámbaro, especie de capa, y un sarape de Saltillo, considerados como los mejores.
Los trajes masculinos eran la levita, con sombrero de copa, el frac, el uniforme militar, o bien el traje de ranchero o de charro. La vestimenta masculina se conserva siendo prácticamente la misma desde el uso de la levita por Benito Juárez y el grupo de liberales, quienes mantenían con orgullo la austeridad republicana como símbolo de honestidad y buen gobierno.

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